01 Jan
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El corazón de una mujer es un profundo mar de secretos o algo así dijo Rose hacia el final de la película Titanic con la que todas o la mayoría de nosotras suspiramos e incluso rodamos algunas lagrimas al ver la historia de amor entre los personajes.

¿Porqué será que casi todas las mujeres amamos éste tipo de películas y soñamos con vivir una historia de amor así?

Seguramente porque esa es nuestra naturaleza, es la delicadeza de Dios mismo plasmada en nosotras. Recuerdo cuando tenía 5 años y soñaba desde entonces con encontrar a mi príncipe azul, ponerme mi vestido ampón y bailar el vals, fue un deseo profundo dentro de mi por muchos años. He escuchado muchas voces decir: ¡Por favor, las mujeres ya no deberían soñar con esos cuentos de hadas! O algo así como: ¡Tu felicidad no debe depender de un hombre! Cuando volteo y miro de donde vienen esas voces me impresiona ver que vienen de las mujeres mismas.

Creo que en los últimos años se les ha impulsado a las mujeres a no soñar, a dejar de creer en el amor, a vivir esperando un estereotipo de hombre irreal y vivir decepcionadas de la realidad. He perdido la cuenta de todas las veces que he escuchado a alguna decir: todos los hombres son iguales, yo nunca me quiero casar, nunca quiero esclavizar mi vida a la de otra persona, casarme solamente para ser la sirvienta de una casa, no gracias; qué tipo de concepción tenemos acerca de una relación y lo que esperamos de ella? ¿En qué momento comenzamos con ese tipo de pensamientos?

Puede haber un sin fin de razones, en mi caso elegir a la persona incorrecta, en el caso de mi madre tener un padre que maltrataba a mi abuela, aferrarse a una relación sin futuro, pensar que podemos cambiar a las personas, ser decepcionadas, conocer relaciones fallidas de otras personas, principalmente el divorcio de los padres, etc. Entonces permitimos que nuestras experiencias pasadas definan nuestro futuro, que posibles heridas o daños pasados tomen control de nuestros sueños o deseos y para evitar sufrimientos decidimos evadir, volvernos más exigentes, buscar el hombre perfecto (que porsupuesto no existe) o ponernos en la posición de mujeres superpoderosas que no necesitan a nadie y se bastan ellas mismas para conquistar el mundo enfrascandose en un sistema de egocentrismo donde todo gira alrededor de ellas, sus logros, sus títulos, sus puestos de trabajo incluso sus salarios. Por favor, no me malinterpreten, posupuesto estoy a favor de que las mujeres se superen, que destaquen, que brillen en su ambiente profesional, pero no que eso suplante sus sueños, los más profundos, los que tienen que ver con el amor, con el soñar en ese día perfecto al lado del amor de su vida, con esa necesidad innata de sentirse protegida y amada, si o sí, todas tienen esa necesidad aunque digan que no, en lo más profundo de su corazón lo anhelan. 

¡Hoy es una buena oportunidad de volver, de hacer renacer lo que siempre hemos sido, creaciones delicadas, tiernas, dispuestas a amar y ser amadas en todos los sentidos!

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