Había llegado el tiempo y casi no podía creer que fuera momento de comenzar con todo lo que tenía ver con el vestido. Como generalmente sucede había pensado en ir a una tienda, probarme algunos cuantos, comprarlo y listo. Sin embargo en el camino descubrí que lo que quería no sería tan fácil de encontrar y mucho menos a un precio accesible. Pero en ese momento recordé que Dios cumple los deseos del corazón y fue ahí donde comenzó esta gran aventura.

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